viernes, 12 de abril de 2013

Delirios






Sobre blanco inmaculado desgarro las heridas,
las que laten, las que respiran
en el interior de mi verdad y mi mentira,
las que mueren , las que resucitan
en el veneno dulce de mi airada ira.
Ahogadas yacen en el manantial de la calma,
aquel que tanto anhelo para reposar mi alma.
Rezumo el hálito de mi insensata conciencia
sobre el tupido manto de diamante negro
que arropa mi más mohína y ambigua vivencia.
Y allí fetalmente postrada, abro mis parpados,
mis pies atormentados ahora descansan,
y súbitamente germina el resplandor de la esperanza,
el manto de diamante se torna de un brillante azul,
en el aire vibran notas que me envuelven

Es un sonido…
¡Es tu voz!!